miércoles, 5 de septiembre de 2012

Diario de clara, 18-Julio



Viernes-18-julio-2011
nota:10
¡ESTOY MUY EMOCIONADA! Me han mandado por correo una beca para la academia de ballet más buena del mundo, he tenido que descubrir mi mentira, pero ya me da igual. Bueno, voy a dejar el cuarto cerrado con llave, para que Ballet-kárate no pueda entrar. ¿Y ya está? ¿Me he deshecho de ella tan fácilmente? Bueno, eso tampoco me importa, he hecho las maletas y mañana me voy a la escuela, en Francia. Lo único que importa ahora es que me voy a la A.B.D.F. (Academia de Ballet Deportiva Francesa)
Cuando hice las maletas me obligué a sosegarme. Aún me queda lago que hacer en casa: la puerta de detrás de la cortina. Me encerré en mi cuarto con la excusa de coger mis cosas más personales.
Retiré la cortina lentamente, y allí estaba la puertecita, retándome a abrirla.
Pegué un tirón del pomo l ver que no giraba, probé a ver si era corredera, pero nada. No tiene cerradura, luego no tengo que buscar ninguna llave. Emtonces me senté en el suelo, frustrada, y me apoyé en la puerta, que se abrió lentamente como una especie de gatera, haciéndome caer hacia atrás, estaba como en un tobogán resbaladizo. Asustada e intentando dejar de caer. Dos segundos más tarde, me encontraba sobre una colchoneta en medio de algún lugar que tiene todas las ventanas y puertas tapadas, por lo que reina la oscuridad. A tientas, me pongo de pie, y empiezo a andar hacia la derecha buscando la pared. Cuando la encuentro, la sigo hasta encontrar, no mucho más tarde, el interrumpor de la luz. Lo que veo me deja asustada. Paralizada, empiezo a mirar poco a poco a mi alrededor, y compruebo que es mi ex-cobertizo, solo que con toda salida tapada, y forrado de fotos y artículos de periódicos. Todo lo que había aquí dentro ha desaparecido.
En una esquina de la habitación hay un escritorio donde se amontonan folios y carpetas. Hay además unos auriculares, una pantalla que sin duda es de ordenador y un flexo. Luego, en otra esquina, hay una gran mesa blanca con unas gafas de snorkell, una bata blanca y un monton de cajas con recipientes etiquetados. De los 39 que hay, sólo dos están llenos.
Si me fijo en las fotos más de cerca, aparecen casas incendiadas con familias llamando a los bomberos, Dakota con dos bolsas llenas de dinero, Dakota con un hombre alto y con barba, ella bailando, ella haciendo kárate, ella con su “familia” de ahora... Los artículos hablan de robos a bancos, incendios, agresiones y demás crímenes en los que se acusa a Dakota. Otros artículos dicen que la tenías atrapada, pero se escapó del reformatorio. Todos los artículos que hablas de ella, en la pared. Me dirijo a examinar los folios y carpetas, y con horros veo que son las cosas en las que trabaja ahora. En los infinitos cajones hay carpetas, cada una para cada caso que ha tratado, y en las carpetas que tiene sobre la mesa pone: “Clara”

En los folios hay pegadas fotos mías durmiendo, escribiendo en mi diario, en el parque, limpiando, cerranc¡do con llave una puerta... y también hay redactados más de cinco planes para... matarme.
Me sentía tan asustada, que no podía esperar a irme de aquella casa, así que subí difícilmente por el tobogán, tanteé la puerta, y la abrí tras unos minutos de trabajo en la oscuridad.

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