Lunes-27-julio-2011
nota
diaria: 8
Me
fui al tejado a ver si Dakota había instalado su laboratorio, como
decía en su diario. Por fortuna parece ser que no. Si tuviera uno, sus posibilidades de acabar conmigo serían mayores, y no me apetece saber que mi vida depende de un hilo cada vez más fino. He subido hoy muy
temprano y he grabado en la madera del tejado mi nombre y el de Pablo de forma
que Dakota pueda verlos cuando vaya a hacer lo que tenga pensado. Si
lo ve, quizá se enfade. Y aunque se enfade, sabrá que no puede escapar de la realidad. No sé si en esta situación me conviene,
pero lo hecho, está hecho. Y no me arrepiento. Me debe una muy
gorda.
Busqué
pruebas en mi habitación para ver si encontraba folios con planes
escritos o dibujados para matarme, pero parece ser que no. Y no existe la posibilidad de que los haya escondido muy bien, basándome en el escondite de su agenda.
Quedan
tres días para mi cumpleaños y espero vivir, aunque con las
pastillas de Bill (que escondo debajo de la cama) no tengo nada que
temer respecto a fluidos letales. Pero, ¿y si intenta destruirme con
otro método? No sé qué puede hacer esa niña, mañana la seguiré
a ver si progresa en su plan para el laboratorio, pero creo que
estaba de broma, tiene 12 años, no sabe instalar un laboratorio ni
de broma... ¿o sí?
Terminé
la página de Bill y le llamé para que la viera. Está encantado,
pero me ha pedido que le dé algunos retoques. Y empecé a marearme,
pero no entiendo cómo. Simplemente, todo daba vueltas, y yo me caía
literalmente al suelo.
Cuando
las cosas estaban normales, me levanté con mucho cuidado y seguí
trabajando. Bueno, no hay problema. Un mareo así le puede ocurrir a
cualquiera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario